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¿Quién dijo que una vieja construcción abandonada no se puede convertir en una casa moderna? Hoy viajamos hasta Galicia, de la mano del despacho gallego B+T Arquitectos, para mostrarte la fabulosa conversión de un viejo molino en una vivienda súper acogedora.
Rústica, rural, con un gran protagonismo la piedra, la construcción fue intervenida conservando parte de la estructura original y sumó un nuevo ambiente en la planta superior. Testigo del tiempo y ejemplo de arquitectura moderna, mirá esta maravillosa casita de piedra.
Así estaba la vieja construcción. Antiguamente, allí funcionaba un molino. Parece una postal de otra época…
Ubicado en Galicia en un paisaje agreste, el edificio, construido en piedra y con techo de tejas, se mantenía intacto pese al paso de los años. El terreno y el edificio, sin duda, mostraban un gran potencial. Pero… veamos un poco el interior del molino…
A diferencia del exterior, la construcción, en su interior se encontraba en muy mal estado. Aquí el paso de los años sí era evidente. Sin embargo, los antiguos muros de piedra se podían conservar.
¿A ver el resultado… ?
La vieja construcción sumó una nueva planta. Los antiguos muros se renovaron y continuaron. El techo mantuvo la forma pero fue reemplazado.
La facha guarda algunos recuerdos del edificio original, sobre todo por el protagonismo de la piedra y el carácter rural que impregna toda la vivienda. Las aberturas se diseñaron sin llamar demasiado la atención. Sin embargo, pese a su tamaño, gracias a su ubicación, son muy efectivas.
Hacia el interior el espíritu rural inunda el ambiente. Un sobre piso aloja un dormitorio y pequeño estudio. Abajo, la planta conecta cada una de las estancias (comedor, cocina y living)
La madera también se hace presente, junto con la piedra, el resultado es evidente: un estilo rústico y rural, cálido y natural.
La paleta de colores integra tonos marrones y grises. Madera y piedra, se unen a la bondad del acero creando un ambiente moderno que no deja de lado su raíz rural.
El mobiliario es sencillo, sin pretenciones.
La cocina rompe un poco con la atmósfera rural que convive en el resto de los espacios. Diseñada con una isla en el centro combina la elegancia de la madera con electrodomésticos de diseño contemporáneo.
El espacio es luminoso y, gracias a la entrada de la luz, se ve mucho más amplio. El color blanco, que se usa para enmarcar la pared que contiene la puerta trasera, maximiza aún más el lugar.
En la planta alta se ubica un pequeño estudio, dormitorio y baño. En esta imagen podemos comprobar la inclinación del techo de madera. ¡Perfecto!
El estudio es sencillo, con un escritorio y una serie de muebles modulares diseñados para aprovechar al máximo cada m2.
El dormitorio se ubica debajo de una cálida superficie de madera, circundando por la continuación de pesados muros de piedra. Finalmente, un mueble modular con múltiples gabinetes de colores agrega movimiento y frescura a esta estancia.
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