Hoy vamos a hablar de un gran apartamento, creado a partir de la restauración de un antiguo granero. Es un fantástico proyecto del arquitecto Antonio Perrone, quien ha adaptado hábilmente la tecnología moderna para transformar un edificio rural tradicional, en una fascinante residencia privada. La estructura se ha mantenido casi intacta, se sustituyeron las piezas dañadas y se construyeron aquellas que faltaban.
Ahora, la casa luce impresionante tanto por dentro como por fuera, acompáñanos en este viaje y disfruta de un trabajo de rehabilitación muy bien hecho. Comenzamos…
La antigua fotografía nos muestra un granero con el tejado en mal estado y aberturas sin tapar. A pesar de no ser una construcción moderna, el granero no se encontraba en un estado decadente ni parecía estar a punto de caer. Sin embargo, era imposible que esta edificación pudiera servir como vivienda.
El cambio es realmente impresionante. Desde el exterior, la casa nos parece una villa de lujo minimalista. Las líneas limpias y el aspecto moderno y tan perfecto de su fachada no nos hace ni imaginar que se trata de una vivienda recuperada. Para apreciar el pasado de la casa hace falta fijarse mejor, observar las aberturas del volumen y contemplar en detalle las baldosas tradicionales del pavimento.
Entramos por la puerta del centro y llegamos al salón. Es una estancia muy luminosa gracias a las puertas de la parte inferior de la vivienda pero también de la superior. La luz proveniente de las amplias ventanas llega también hasta la planta baja. Un moderno sofá de cuero negro, colocado sobre una alfombra de tinte gris, se enfrenta a la majestuosa chimenea, junto a la cual también se coloca el televisor. La mayor peculiaridad de este ambiente es la chimenea, que se extiende hasta el altillo superior, creando una continuidad escénica entre los dos entornos. Una enorme pared en verde es el fondo de la campana.
En el otro lado del salón, un armario de suelo a techo separa visualmente el salón de la cocina. Es un mueble elegante y refinado. La cocina es principalmente blanca, a excepción de una gran península de color oscuro.
Detrás del sofá, cerca de la gran ventana y colocada lateralmente con respecto a la puerta principal, nos encontramos con la zona de comedor. Aquí el minimalismo alcanza su pico más alto. En la mitad de la estancia se abre un gran agujero que conecta ambos niveles y garantiza el paso de la luz.
En el nivel superior se encuentra este baño, muy amplio y bien estructurado. Un armario sencillo de estilo minimalista aloja dos lavamanos circulares sobre los cuales se ha instalado un espejo horizontal que cubre toda la pared. Los colores de la ducha hacen cálido este cuarto de baño y le añaden una gran dosis de personalidad.
En el ático se ilumina gracias a varias claraboyas. Las vigas de madera pintadas de blanco y el contraste frente a a la oscura pared crean una preciosa zona de relax. Aquí, el ambiente es menos sofisticado, más informal y relajado. Dos puf crear un rincón íntimo para conversar, leer, escuchar música o, según lo que nos sugiere la imagen, tomar un té.